Poseer
la información adecuada en el momento adecuado, dada la rápida evolución del
entorno y su complejidad, puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso
para una empresa.
La globalización, el
incremento de la competencia, entre otros factores, han propiciado que las
organizaciones se vean en la necesidad de beneficiarse de las ventajas que
proporciona la tecnología para poder seguir siendo competitivas. Debido a ello,
muchas empresas y organizaciones de variado volumen y sector de actividad se
han concienciado de la necesidad de incorporar y modificar sus sistemas de
información (que tiene como objetivo fundamental recopilar, procesar, almacenar
y distribuir información relevante para los distintos procesos de negocio de
una empresa a los usuarios que la precisen, en la forma y el momento adecuados)
para la gestión empresarial, a fin de competir en posiciones más ventajosas en
el difícil y turbulento estado de los mercados actuales.
En este entorno de rápidos
cambios, la información precisa, relevante y oportuna se convierte en uno de
los activos más valorados de una empresa, cuando una organización conoce de
manera precisa, fiable y frecuente datos acerca de sus procesos de negocio, de
la actividad de sus miembros y de las circunstancias y noticias de su entorno, la
ejecución de sus operaciones se torna más eficiente, su rendimiento aumente y
se logra una mayor competitividad.
Dado que las organizaciones
encuentran su razón de ser en la consecución de objetivos, y que éstos y los
procesos que se desarrollan para alcanzarlos constituyen en sí mismos
información para la propia organización, la información supone por tanto un
elemento clave a la hora de tomar decisiones de todo tipo en el entorno
empresarial.



